Miedo. Ese que te inunda cuando lo tienes frente a ti sonriendo mientras piensas que mañana podrá ser sólo una imagen borrosa, algo que se transforma en un recuerdo. Y qué horrible es ese sentimiento...
Pero creo que si lo tenemos es porque de verdad amamos a la otra persona y tememos perder todo lo que nos da y todo lo que damos. Y también miedo de rompernos en pedacitos y no volver a reconstruirnos jamás.
A mi nunca se me dieron bien las relaciones, no soy una persona fácil, quiero aventuras a las que no cualquier persona estaría dispuesta a seguirme, soy impulsiva para muchas cosas e indecisa para otras. Me considero un espécimen raro de la sociedad y eso siempre me ha resultado dificultoso, quizás no encajo con nadie o eso pensaba hasta que apareció él.
Es extraño desde mi punto de vista, no soportaba la idea de estar con él, tal vez porque estaba convencida de que yo no había nacido para compartir mis momentos con nadie especial. Pero apareció y fue entrando poco a poco en mi alma hasta tocarla y quedarse.
Ahora es cuando llega el miedo a apoderarse de todo porque te ves poca cosa, porque te conoces y sabes que no se te da del todo bien llevar relaciones como estas pero quieres luchar igualmente porque lo amas, porque sabes que serías la persona más imbécil del mundo si lo dejaras ir, incluso si esas palabras salieran de tu boca.
¿Y si tiene un valor incalculable y se merece a alguien mejor? Respondo: él lo tiene, no hay nada comparable, y siempre pienso que habrá mil personas mucho mejores que yo para hacerle feliz, pero también pienso que si me ha elegido a mi será porque yo también tengo ese no sé qué de qué sé yo.
Quiero disfrutarle, sorprenderle cada día y no perderle nunca.
Total. ¿por qué no te quedas para siempre?